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El pasado viernes 24 de Febrero, siguiendo con el método científico en el proceso de investigación del efecto bioestimulante de las microalgas en el cultivo de leguminosas, llegó uno de los momentos clave de la experimentación. Con las habas ya germinadas en el huerto experimental, se procedía a añadir la microalga en el mismo.

Para ello contamos con una cianofita que ha sido cultivada en los laboratorios del ICMAN-CSIC para dicho proyecto por Ignacio Moreno Garrido, científico titular del departamento de Ecología y gestión costera.  Esta cianofita es una gran fijadora de nitrógeno y esperamos que mejore el rendimiento de cultivo del bancal al que se le ha añadido en comparación con el bancal control. 

Adición de microalgas

A partir de ahora se iniciará una toma de medidas de los distintos parámetros establecidos en el protocolo para posteriormente analizar y obtener conclusiones, de manera que se pueda valorar si el uso de cianobacterias mejora el suelo con rendimientos similares a los obtenidos por la aplicación de fertilizantes químicos, dando de esta manera una alternativa ecológica que lleve a una producción sostenible.

ANABAENA

ANABAENA es una cianobacteria (procariota), un alga verdeazulada, común en agua dulce, tan antigua como la vida en la Tierra, capaz de fijar el Nitrógeno atmosférico y de realizar la fotosíntesis. Gracias a ellas la atmósfera es respirable y la vida en el Planeta se ha hecho posible.

Anabaena crece formando collares que están hechos de pequeñas cuentas esféricas que se dividen con rapidez, pero que en su madurez no se independizan. A intervalos regulares, los collares de Anabaena poseen unas células esféricas, son los heterocistes, encargados de fijar el Nitrógeno disuelto en el agua y acumularlo en su interior para fabricar proteínas.

El género Anabaena también es conocido por presentar especies que producen toxinas, pueden proliferar y dar lugar a floraciones en el agua, convirtiéndose en un agente tóxico muy peligroso para los organismos que la beben.

Las especies tóxicas producen una neurotoxina (ejemplo, anabacinas) que afecta el sistema nervioso central de los organismos que la ingieren. Esta toxina provoca en seres humanos demencia parecida al Alzheimer, síntomas parecidos al mal de Parkinson, entre otros.

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